¿Y tu, con qué cultura te identificas?

Este blog forma parte de SERPIENTE ESPECTRAL ROJA, y está dirigido a los amantes de la naturaleza, las culturas y religiones que como culto, adoraban a los elementos de la naturaleza, esas que nunca deben de caer en el olvido.

lunes, 4 de enero de 2010

LOS ANIMALES SAGRADOS DE LOS ÍBEROS

EL TORO.

El culto al toro, símbolo de vigor, de energía vital y telúrica, es una reminiscencia atlante que hermana la Iberia legendaria con los reyes minoicos en Creta. Dice Plutarco que los romanos heredaron de los iberos el culto a neptuno, y es que a este dios del mar y de los movimientos de tierra se le veneraba en la Atlántida, como nos refiere Platón, con sacrificios de toros. Aún sobrevive en el folklore popular la memoria de viejos ritos y fiestas varias en relación con el toro, como el toreo caballeresco o el toro nupcial. Y es que cuando los escritores clásicos relacionan el trazado de España con la piel de toro, se refirieron tanto a las tierras como al alma. Desde los Toros de Guisando en Soria que miran ponerse el Sol en la montaña occidental, y con el antiquísimo símbolo del rayo sobre las aguas grabado en la piedra de su lomo izquierdo, hasta el toro de Azaila en Teruel, toro de bronce con flor abierta en su frente o las máscaras de toro en rituales de la Edad de Bronce o en las pinturas rupestres de Despeñaperros, o en las monumentales cabezas de toro de Castix (Baleares) en el interior de un templo rectangular, o los cuernos de bronce y de hierro en cuevas de Menorca y en poblados talayóticos. También se rinde culto al toro en lo alto de pilares-estela, como el de Monforte, de clara influencia egipcia por su cornisa de media caña y esquemas de falsas puertas. Toros con cabezas humanas, esculpidos en piedra o grabados en monedas, imagen de los primitivos reyes tartésicos y que originaron el mito de los arsentauros (Hombres-toro) que se convirtió finalmente en los Centauros.

LA VACA.

Un texto de Diodoro atestigua que las vacas descendientes de las que Herakles regaló al reyezuelo indígena Gerion son animales sagrados. La confirmación arqueológica de un posible culto taurino son: los bronces votivos con escenas de sacrificio del Inst. de Valencia de Don Juan (Madrid), del carrito de Costa Figueira (Portugal), y de Castelo de Moreira (Bajo Miño); los depósitos de huesos de bóvidos encontrados en las cercanías de Numancia (Soria) y de algunos castros del Noroeste hispánico; los llamados «verracos»; las pinturas de

Numancia que representan toros y danzas; las cabezas bovinas de Costig (Baleares); prótomos de toro y demás representaciones de ellos, en metal, barro y piedra, hallados en las Baleares, Azaila, Numancia, Porcuna (Sevilla), Balazote (Albacefé);Iy los toros mitrados de Rojales (Alicante), etc.; mangos de, puñales votivos con representaciones bovinas procedentes de la meseta y conservados en el Museo Arqueológico Nac. de Madrid, y el bronce del Museo Etnológico de Lisboa. Se trata de un culto vinculado con la fecundidad del ganado (V. ANIMAL IV; TOROS I).



EL BUITRE.

Los buitres llevaban las almas de los guerreros muertos en las batallas al mundo de los dioses. Los íberos no enterraban a sus muertos, los depositaban en un entablado coronando un árbol para que estos animales divinos se comieran hasta los huesos, lo que formaba parte de su credo religioso. Así creían que el alma del difunto iba al cielo ya que los buitres, además de comerse su cuerpo, también se comían el alma y al emprender el vuelo, entraban en dominios de los ángeles para que éstos guiasen las almas hacia el Paraíso.


EL CIERVO.


El ciervo era un animal sagrado entre los lusitanos, según se desprende de las fuentes referentes a la cierva regalada a Sertorio, por un lusitano de cuyo análisis se deduce: a) que era un animal sagrado para los lusitanos; b) que se asimilaba a la Diana romana; C) que su culto era oracular; d) y que era en ciertos casos un oráculo onírico. Las informaciones arqueológicas de este culto son: el vaso piriforme con cabeza de ciervo de la colección Calzadilla de Badajoz; los bronces con representaciones de este animal del British Museum, de la Colección Calzadilla, de la Codosera (Badajoz) del Museo de Coruche (Portugal); las estelas del Museo Etnológico de Lisboa, y de Rabanales (Zamora); y la escultura de Caudete (Albacete). En la España antigua hubo disfraces de carácter mágico confeccionados con pieles de ciervos y de otros animales, relacionados posiblemente con su culto. De ellos quedan huellas en la cerámica hispana en representaciones de hombres con cabeza de ciervos, como en la hallada en Bronchales (Teruel).



EL LINCE.

El lince estaba vinculado al mundo de los muertos. Era un animal totérico para los guerreros íberos, los cuales lo lleveban en una de sus piezas de armadura denominada disco circulas, una placa circular de unos 20cm de diámetro. Podía estar realizada de distintos metales, pero el hierro y el bronce eran los más predominantes. Y se decoraban con figuras de estewos felinos, además de otros animales, como los lobos. Estos motivos podían hacer referencia a su clase social dentro de la tribu.

EL LOBO.

El ardor guerrero y el culto a la Noche se dibujan en la presencia del lobo. Es el perfecto símbolo del guerrero y del guía en el más allá. Los iberos lo esculpen en el escudo o en el peto, para que el enemigo vea el verdadero rostro de quien les ataca. Es el «carnassier», la suma de fuerzas instintivas en la naturaleza que el audaz debe dominar, como en la vasija ibérica de «el joven y el lobo» de la Alcudia: el joven sujeta a un lobo descomunal por la lengua, y mientras la fiera se debate, le mira cara a cara: rosas sobre el joven, eses bordeando toda la vasija y espirales con brotes dicen de la tensión y belleza de este acto, posible representación de un rito iniciático.

También sobrecoge el lobo de «El Pajarillo», con orejas gachas y en el estado de vigilancia que precede al ataque. Estilizado y guardián, a la manera del Anubis egipcio. Para los estudiosos del simbolismo ibero el «carnassier»es «la divinización que expresa un principio masculino, invocado en el ajuar funerario»
También se representa a este dios aureolado por dientes de lobo, o en el collar espejo de una de las Damas Oferentes del cerro de los Santos. La piel de lobo debe ser el mayor distintivo del guerrero ibero: así aparece en la tapa del sarcófago ibero en Jaén, una imagen en piedra de una piel de lobo.

Con la eficacia y valor de los lobos se comportaban los iberos en la guerra. Como los lobos sirven a un jefe que ha demostrado su fuerza; servían los iberos a quien hubiese destacado en fuerza y valor. Los más destacados entre los guerreros se juramentaban a servirle en la vida y en la muerte, a cabalgar con él en las rutas visibles y en las ocultas en un sacrificio permanente de sí mismos, pero también en una fiesta del espíritu. Se convertían en solidurios, fraternidad místico-guerrera, unidos por juramentos ante los dioses infernales. La palabra en la que derivó solidaridad es una sombra del elevado concepto de entrega y dación de estos guerreros hermanos de la muerte. No es difícil ver sus rostros impávidos ante ella en el conjunto de las figuritas votivas de Despeñaperros, pero esto merece un estudio más detenido y profundo.
De las inscripciones y citas de los clásicos nos encontramos con:

ADA-EGINA, ATTACINA, ATAECINA: diosa de la Noche y de la «Luna que mata». Porta una rama de ciprés y aparece rodeada de cabras. diosa infernal es, como la Proserpina griega, señora de la Muerte.
ENDOVELICO: Entre los Lusitanos, dios de la Medicina. Cura a sus pacientes a través de sueños y oráculos en los templos- sanatorios donde se le rinde culto. Su nombre ha sido traducido como el NEGRO-NEGRO, dado su carácter infernal o como el MUY- BUENO. Se le representa por el jabalí, la paloma y la corona de laurel. También con una rama de pino y flanqueada por genios alados, uno de ellos con antorcha.
ANDERA: La diosa Hera, la Señora o Regente de la Tierra.
NETON: Que celebraban los iberos pronunciando grandes juramentos. Dice Estrabón que aparece como un Marte con rayos. El mismo nombre significa «lo que no tiene partes», «lo que es puro, perfecto», «lo que no se corrompe». En celta, «neto» significa «guerrero»
NOCTILUCA: diosa de la Luna o de la Luz Nocturna. Quizás la Divinidad Innominada a la que los celtíberos rendían culto en las noches de luna llena, con danzas que se prolongaban hasta el amanecer.


Todo hay que decirlo, a parte de venerarlos, estos animales eran utilizados para numerosos sacrificios para los dioses humanos de los íberos.






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