¿Y tu, con qué cultura te identificas?

Este blog forma parte de SERPIENTE ESPECTRAL ROJA, y está dirigido a los amantes de la naturaleza, las culturas y religiones que como culto, adoraban a los elementos de la naturaleza, esas que nunca deben de caer en el olvido.

viernes, 8 de octubre de 2010

EL PUEBLO GUARANÍ


El pueblo Guarani habita desde hace siglos una vasta región de América Latina. Antes de la llegada de los españoles, la gran familia Guarani-Tupí habitaba parte de los actuales territorios de Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Guyana, Bolivia, Perú y Ecuador (1). En el presente se encuentran comunidades Guarani en Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil. Aunque no existen datos oficiales, se calcula la población Guarani de estos cuatro paises en unos 130.000 a 150.000 habitantes.

La mayoría de las comunidades Guarani en el Cono Sur están ligadas por lazos de parentesco y es común encontrar Guarani nacidos en el Paraguay viviendo en el medio de una aldea Guarani en San Pablo, Brasil, o en Misiones, Argentina, y viceversa; para este pueblo, las fronteras entre nuestros paises son construcciones artificiales que se han impuesto sobre su territorio tradicional, que se inicia entre los ríos Paraná y Paraguay y se extiende hasta la costa atlántica en Brasil, llegando también a la Provincia de Misiones en Argentina y a las tierras bajas bolivianas.

LA LLEGADA DE LOS GUARANI AL CONO SUR

Los Guarani fueron descriptos por el antropólogo Paul Radin como un "Pueblo de caminantes", pues los antepasados de estos indígenas llegaron del Amazonas al Paraguay Oriental, al sudoeste del Brasil y a lo que es hoy día Misiones, Argentina, en el primer milenio d.C. (2). Esta tradición de "caminantes" llevó inclusive a un grupo Guarani a cruzar el inhóspito Chaco y establecerse en las estribaciones andinas en el siglo XVI.

El pueblo Guarani tradicional era, según la Dra. Branislava Susnik, una población masiva y compacta que arrinconaba y sometía a los antiguos habitantes cazadores recolectores. Una religión y un idioma comunes, así como una economía basada en la agricultura de roza, eran los elementos que aglutinaban a este pueblo. Los antiguos Guarani se comunicaban entre sí por viejos senderos desde el río Ypané hacia el Tebicuary, desde la isla de Santa Catarina hacia el río Paranapanema y la confluencia de los ríos Yguasu, Piquiry y Monday, y de la costa atlántica hacia los ríos Paraná y Uruguay (3).

Los actuales Ache serían descendientes de los antiguos primeros pobladores de esta región del sur de América Latina; al llegar los Guarani, los Ache se refugiaron en las cordilleras y bosques inaccesibles, siendo "guaranizados" lingüísticamente pero conservando su economía, cultura y organización social de cazadores recolectores.

Según datos históricos, la población Guarani en el siglo XVI era de dos millones o más habitantes, fue la época de su auge demográfico ya que luego del encuentro con los españoles la población disminuyó drásticamente a causa de las guerras, la esclavitud y las enfermedades (4).

Existen numerosos sitios arqueológicos, especialmente en el Brasil y el sur de Misiones, Argentina, donde se encuentran muestras de la manera de vivir de estos Guarani antiguos. En los cementerios Guarani fueron excavadas urnas funerarias, vasijas para las bebidas fermentadas, ollas, pequeñas vasijas y pipas de barro cocido, que son los elementos característicos de un sitio arqueológico Guarani.

Los Guarani son básicamente moradores de los bosques; a ntiguamente fueron llamados también Caagua, que significa "habitantes de la selva", por la relación estrecha que establecían entre el bosque y su modo de vida y cultura. La naturaleza, para los Guarani, está habitada por seres espirituales que son los dueños de las diferentes especies de animales y plantas, y los indígenas se relacionan con estos espíritus de acuerdo a normas sociales claramente establecidas

La economía tradicional Guarani se basa en el uso de una gran diversidad de recursos naturales que son utilizados tanto por hombres como por mujeres. Practican la agricultura de tala y quema, siendo el maíz y la mandioca dulce los principales productos agricolas, con la caza y la recolección como complementos importantes.

La tenencia de abundante tierra con un medio ambiente adecuado constituyó, desde tiempos antiguos, una de las condiciones indispensables para el bienestar de una comunidad Guarani.Las relaciones de intercambio y reciprocidad dentro de los Tekoha o comunidades Guarani creaban una red social que era fundamental para la existencia de este pueblo. La vida comunitaria, basada en valores de generosidad, intercambio y reciprocidad, permitía que todos los miembros de una aldea mantuvieran una relativa homogeneidad económica. La tierra y los recursos naturales del Tekoha eran de propiedad comunitaria, no individual, y todos los miembros tenían derecho de usufructo.

LA RELACIÓN CON LOS ESTADOS NACIONALES

La relación de los Guarani con los diversos Estados Nacionales del Cono Sur fue siempre una historia de conflictos que tuvo como causas fundamentales la lucha por la tierra y el uso de los recursos naturales. Ante el avance de las sociedades nacionales sobre sus tierras, los pueblos indígenas quedaron cada vez más marginados en reducidas extensiones de tierra, su antiguo territorio quedó fragmentado y las comunidades empobrecidas.

A pesar de ser considerados por las leyes nacionales como ciudadanos con pleno derecho, en términos reales los Guarani en el Cono Sur se hallan excluidos y marginados de las políticas públicas. Las economías extractivas y luego las empresas agroindustriales, sobre todo recientemente las dedicadas al cultivo de soja, avanzaron sobre los territorios indígenas y los condenaron a habitar las tierras más marginales y deforestadas, con suelos depredados y contaminados a causa del uso indiscriminado de agrotóxicos. La desintegración de las comunidades Guarani como unidades socio- políticas autónomas es una constante en cada uno de los paises donde habitan.

LA LENGUA Y LA CULTURA COMO FORMA DE RESISTENCIA GUARANI

A pesar de todas las condiciones adversas en que viven, los Guarani en el Cono Sur demuestran, cada vez con más fuerza, que siguen teniendo un gran potencial para reorganizarse y fortalecer su lucha por la recuperación de sus territorios y sus derechos.

Para resistir como un pueblo continental durante cinco siglos, los Guarani utilizaron como fortaleza su cultura y su lengua. Esta resistencia se muestra viva y presente en los encuentros periódicos que se realizan entre líderes Guarani de Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil. Estos líderes indígenas han lanzado hace poco una campaña denominada "El Pueblo Guarani, un Gran Pueblo". Esta campaña es resultado del fortalecimiento de la articulación entre las diversas comunidades Guarani en el Cono Sur.

En el año 2006 se realizó en Río Grande do Sul, Brasil, el Encuentro Continental Guarani y en setiembre del 2007 se reunieron en la aldea Tey´kue, de Mato Grosso do Sul, unos 300 líderes Guarani de Brasil, Paraguay Argentina y Bolivia y lanzaron una campaña continental para articular a todo el pueblo Guarani e intensificar la lucha por sus derechos, principalmente a la vida y a la tierra: "La campaña será un instrumento de presión para conseguir nuestro derecho a la tierra y para divulgar nuestra organización", expresó el líder Leonardo Wera Tupa, de Santa Catarina, Brasil. Al final de la jornada, los líderes firmaron una carta compromiso, llamada Yvy Poty. Parte de esta carta dice:

"En esta lucha por la vida necesitamos contar con el compromiso, la unión, la fuerza y el coraje de todas la mujeres, hombres y niños/as de nuestro gran pueblo Guarani. Nuestros pueblos hermanos, que también nacieron en esta tierra y ya hace más de 500 años que resisten en sus sueños, cantos, rezos, danzas y lenguas, deben ahora luchar por la vida" (5).

(1) Saguier, Rubén. Literatura Guarani del Paraguay. Caracas. Biblioteca Ayacucho. 1980. (2)Susnik Branislava, Chase Sardi, Miguel. 1995. Lo Indios del Paraguay. Colecciones MAPFRE. Madrid. Pág. 14. (3) Susnik, Branislava. 1980. Etnohistoria de los Guarani. Museo Etnográfico Andrés Barbero. Asunción . Pág. 31. (4) Silva Noelli, Francisco . La distribución geográfica de las evidencias arqueológicas Guarani. Revista de Indias 2004. Vol . LXIV. Núm. 230 . Pág. 17. (5) Povo Guarani, Grande Povo. Porantin. En defensa da causa indígena. Año XXIX. N° 299. Brasilia DF. Octubre. 2007.


__________________
Marilin Rehnfeldt. Antropóloga. Docente universitaria. Coordinadora de la Maestría en Antropología Social de la Universidad Católica.

. Año XXIX. N° 299. Brasilia DF. Octubre. 2007.

Fuente: http://www.miradaglobal.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1014:el-pueblo-guarani-en-america-latina&catid=30:sociedad&Itemid=34&lang=es

lunes, 4 de enero de 2010

LOS ANIMALES SAGRADOS DE LOS ÍBEROS

EL TORO.

El culto al toro, símbolo de vigor, de energía vital y telúrica, es una reminiscencia atlante que hermana la Iberia legendaria con los reyes minoicos en Creta. Dice Plutarco que los romanos heredaron de los iberos el culto a neptuno, y es que a este dios del mar y de los movimientos de tierra se le veneraba en la Atlántida, como nos refiere Platón, con sacrificios de toros. Aún sobrevive en el folklore popular la memoria de viejos ritos y fiestas varias en relación con el toro, como el toreo caballeresco o el toro nupcial. Y es que cuando los escritores clásicos relacionan el trazado de España con la piel de toro, se refirieron tanto a las tierras como al alma. Desde los Toros de Guisando en Soria que miran ponerse el Sol en la montaña occidental, y con el antiquísimo símbolo del rayo sobre las aguas grabado en la piedra de su lomo izquierdo, hasta el toro de Azaila en Teruel, toro de bronce con flor abierta en su frente o las máscaras de toro en rituales de la Edad de Bronce o en las pinturas rupestres de Despeñaperros, o en las monumentales cabezas de toro de Castix (Baleares) en el interior de un templo rectangular, o los cuernos de bronce y de hierro en cuevas de Menorca y en poblados talayóticos. También se rinde culto al toro en lo alto de pilares-estela, como el de Monforte, de clara influencia egipcia por su cornisa de media caña y esquemas de falsas puertas. Toros con cabezas humanas, esculpidos en piedra o grabados en monedas, imagen de los primitivos reyes tartésicos y que originaron el mito de los arsentauros (Hombres-toro) que se convirtió finalmente en los Centauros.

LA VACA.

Un texto de Diodoro atestigua que las vacas descendientes de las que Herakles regaló al reyezuelo indígena Gerion son animales sagrados. La confirmación arqueológica de un posible culto taurino son: los bronces votivos con escenas de sacrificio del Inst. de Valencia de Don Juan (Madrid), del carrito de Costa Figueira (Portugal), y de Castelo de Moreira (Bajo Miño); los depósitos de huesos de bóvidos encontrados en las cercanías de Numancia (Soria) y de algunos castros del Noroeste hispánico; los llamados «verracos»; las pinturas de

Numancia que representan toros y danzas; las cabezas bovinas de Costig (Baleares); prótomos de toro y demás representaciones de ellos, en metal, barro y piedra, hallados en las Baleares, Azaila, Numancia, Porcuna (Sevilla), Balazote (Albacefé);Iy los toros mitrados de Rojales (Alicante), etc.; mangos de, puñales votivos con representaciones bovinas procedentes de la meseta y conservados en el Museo Arqueológico Nac. de Madrid, y el bronce del Museo Etnológico de Lisboa. Se trata de un culto vinculado con la fecundidad del ganado (V. ANIMAL IV; TOROS I).



EL BUITRE.

Los buitres llevaban las almas de los guerreros muertos en las batallas al mundo de los dioses. Los íberos no enterraban a sus muertos, los depositaban en un entablado coronando un árbol para que estos animales divinos se comieran hasta los huesos, lo que formaba parte de su credo religioso. Así creían que el alma del difunto iba al cielo ya que los buitres, además de comerse su cuerpo, también se comían el alma y al emprender el vuelo, entraban en dominios de los ángeles para que éstos guiasen las almas hacia el Paraíso.


EL CIERVO.


El ciervo era un animal sagrado entre los lusitanos, según se desprende de las fuentes referentes a la cierva regalada a Sertorio, por un lusitano de cuyo análisis se deduce: a) que era un animal sagrado para los lusitanos; b) que se asimilaba a la Diana romana; C) que su culto era oracular; d) y que era en ciertos casos un oráculo onírico. Las informaciones arqueológicas de este culto son: el vaso piriforme con cabeza de ciervo de la colección Calzadilla de Badajoz; los bronces con representaciones de este animal del British Museum, de la Colección Calzadilla, de la Codosera (Badajoz) del Museo de Coruche (Portugal); las estelas del Museo Etnológico de Lisboa, y de Rabanales (Zamora); y la escultura de Caudete (Albacete). En la España antigua hubo disfraces de carácter mágico confeccionados con pieles de ciervos y de otros animales, relacionados posiblemente con su culto. De ellos quedan huellas en la cerámica hispana en representaciones de hombres con cabeza de ciervos, como en la hallada en Bronchales (Teruel).



EL LINCE.

El lince estaba vinculado al mundo de los muertos. Era un animal totérico para los guerreros íberos, los cuales lo lleveban en una de sus piezas de armadura denominada disco circulas, una placa circular de unos 20cm de diámetro. Podía estar realizada de distintos metales, pero el hierro y el bronce eran los más predominantes. Y se decoraban con figuras de estewos felinos, además de otros animales, como los lobos. Estos motivos podían hacer referencia a su clase social dentro de la tribu.

EL LOBO.

El ardor guerrero y el culto a la Noche se dibujan en la presencia del lobo. Es el perfecto símbolo del guerrero y del guía en el más allá. Los iberos lo esculpen en el escudo o en el peto, para que el enemigo vea el verdadero rostro de quien les ataca. Es el «carnassier», la suma de fuerzas instintivas en la naturaleza que el audaz debe dominar, como en la vasija ibérica de «el joven y el lobo» de la Alcudia: el joven sujeta a un lobo descomunal por la lengua, y mientras la fiera se debate, le mira cara a cara: rosas sobre el joven, eses bordeando toda la vasija y espirales con brotes dicen de la tensión y belleza de este acto, posible representación de un rito iniciático.

También sobrecoge el lobo de «El Pajarillo», con orejas gachas y en el estado de vigilancia que precede al ataque. Estilizado y guardián, a la manera del Anubis egipcio. Para los estudiosos del simbolismo ibero el «carnassier»es «la divinización que expresa un principio masculino, invocado en el ajuar funerario»
También se representa a este dios aureolado por dientes de lobo, o en el collar espejo de una de las Damas Oferentes del cerro de los Santos. La piel de lobo debe ser el mayor distintivo del guerrero ibero: así aparece en la tapa del sarcófago ibero en Jaén, una imagen en piedra de una piel de lobo.

Con la eficacia y valor de los lobos se comportaban los iberos en la guerra. Como los lobos sirven a un jefe que ha demostrado su fuerza; servían los iberos a quien hubiese destacado en fuerza y valor. Los más destacados entre los guerreros se juramentaban a servirle en la vida y en la muerte, a cabalgar con él en las rutas visibles y en las ocultas en un sacrificio permanente de sí mismos, pero también en una fiesta del espíritu. Se convertían en solidurios, fraternidad místico-guerrera, unidos por juramentos ante los dioses infernales. La palabra en la que derivó solidaridad es una sombra del elevado concepto de entrega y dación de estos guerreros hermanos de la muerte. No es difícil ver sus rostros impávidos ante ella en el conjunto de las figuritas votivas de Despeñaperros, pero esto merece un estudio más detenido y profundo.
De las inscripciones y citas de los clásicos nos encontramos con:

ADA-EGINA, ATTACINA, ATAECINA: diosa de la Noche y de la «Luna que mata». Porta una rama de ciprés y aparece rodeada de cabras. diosa infernal es, como la Proserpina griega, señora de la Muerte.
ENDOVELICO: Entre los Lusitanos, dios de la Medicina. Cura a sus pacientes a través de sueños y oráculos en los templos- sanatorios donde se le rinde culto. Su nombre ha sido traducido como el NEGRO-NEGRO, dado su carácter infernal o como el MUY- BUENO. Se le representa por el jabalí, la paloma y la corona de laurel. También con una rama de pino y flanqueada por genios alados, uno de ellos con antorcha.
ANDERA: La diosa Hera, la Señora o Regente de la Tierra.
NETON: Que celebraban los iberos pronunciando grandes juramentos. Dice Estrabón que aparece como un Marte con rayos. El mismo nombre significa «lo que no tiene partes», «lo que es puro, perfecto», «lo que no se corrompe». En celta, «neto» significa «guerrero»
NOCTILUCA: diosa de la Luna o de la Luz Nocturna. Quizás la Divinidad Innominada a la que los celtíberos rendían culto en las noches de luna llena, con danzas que se prolongaban hasta el amanecer.


Todo hay que decirlo, a parte de venerarlos, estos animales eran utilizados para numerosos sacrificios para los dioses humanos de los íberos.






Negrita